10 - ODA A LA GULA

Nada mejor para una buena gula que comer helado. Sí, señores, pero con cuchara de plástico no, con una buena y directamente del tarro. Disfrutarlo, entregándose a la gula desenfrenada como cuando pinta la típica situación a las tres de la madrugada en alguna noche de reunión: “Che, ¿sale la segunda tanda de patys?”.

Altos choripanes han sido abandonados debido a la imposibilidad de seguir masticando ya que el guloso de turno, en ocasiones, se encuentra poseído por una pastosidad bucal que le hace arrojar garzos sin vida equivalente a escupir algodón, hasta que pinta la coca helada que libera de la aridez interna.

Una vez habíamos pedido plata por la calle, moneda por moneda llegamos a la refrescante coca de litro y medio. Hacía treinta y tres grados a la sombra, la destapamos y le dimos un pequeño traguito, para que dure más. En eso aparece un niño y nos pide un trago. Todo bien, le convidamos ya que el calor era igual para todos y se merecía un trago, ¿pero que pasó?, al siguiente trago, notamos que en el interior de la botella, había como medio kilo de pan flotando. Maldito pendejo, ya se había ido. Inmediatamente intentamos enfrentar la dura realidad que se nos planteaba y beberla despacito pero fue imposible. Ante cada trago temeroso, tomaban contacto con nuestros labios esos misteriosos objetos que vagaban en el oscuro liquido como sobrevivientes de un naufragio. Pero el naufragio éramos nosotros ya que no nos quedó otra que declarar a la botella como difunta, para culminar con su muerte vaciada en una alcantarilla y empezar a pedir monedas otra vez.

Otro especial del buen guloso es la gloriosa Cindor con medialunas a la mañana, al final de la noche, negando el día con las persianas bajas.

La gula bien satisfecha puede llegar a ser casi tan bella como el orgasmo mas deseado o el cago liberado luego de aguantar largas horas de represión intestinal.

Para completar el listado de grandes cualidades que posee la gula, creemos que la mejor de todas y la que más nos impulsa a querer ser gulosos por siempre, es la de estar enumerada como un pecado capital.