Susy de Buenos Aires está en el crepúsculo cubierta por partículas laminadas aislantes. Sus cabellos giran en torno a las ahujas del big ben. Sus ojos rodean su cabeza al mejor estilo “el exorcista”. Los faraones no la conocieron, pero si lo hubieran hecho, la hubieran amado hasta la construcción de gigantes templos en su honor.