De las muchas historias, mitos y leyendas sobre aquella época clásica y legendaria de los primeros safaris, probablemente sea esta la más famosa ya que la historia lo tiene todo: los “malos” son dos animales legendarios, los “buenos” son personajes de la época romántica de los safaris; la historia tiene morbo, terror y sangre, y además se ha tardado muchos años en aclarar varios aspectos para poder diferenciar lo real de lo legendario.
A parte de la cuestionada pelicula del ex Batman, en 1952 esta historia tambien fue adaptada al cine con el nombre de “Bwana Devil", protagonizada por Robert Stack y recordada por ser una de las primeras peliculas que llenó los teatros por su proyeccion en 3D.
A finales del S.XIX, una de las prioridades del Imperio Británico era completar la línea de ferrocarril entre Mombasa y Kampala, una de las más ambiciosas infraestructuras de la época. Para los británicos era fundamental conectar su principal puerto en el Este de África con la capital de La Perla de sus colonias. La línea atravesaba todo el masailand de Kenya, muy pocos años después de que lo hiciera Joseph Thomson, el primer explorador en completar tal gesta en 1883. A esa línea se le llamó la Uganda Railway, pero pronto fue llamada El Expreso Lunático, por los grandes problemas que tuvieron en su construcción por las tribus locales, las fieras, las enfermedades, etc.
Patterson frente a su tienda
En marzo de 1898 se le encargó al ingeniero militar, Coronel John Henry Patterson, el diseño y obra de un puente sobre el río Tsavo, en lo que hoy es Parque Nacional de Tsavo Oeste, Kenya. Tsavo significa lugar de matanza, en el idioma kamba, la tribu que poblaba esta zona, en recuerdo de ancestrales batallas con los vecinos masai. Las obras se vieron pronto interrumpidas por las apariciones nocturnas de dos leones macho, una temible pareja asesina que arrastraba a los hombres fuera de sus tiendas de campaña durante la noche para ser devorados; son los apodados Tsavo maneaters, que en numerosas incursiones nocturnas fueron matando y devorando a numerosos trabajadores collies (de procedencia indú), hasta aniquilar a unos ¡140!.
Esta pareja de leones macho africanos consiguió tener en jake a miles de trabajadores que renunciaban a trabajar en la zona ante la brutalidad de los hechos, no les bastaba con asesinar a sus victimas para alimentarse de ellas, sino que las destrozaban y las dejaban cerca del campamento intentando demostrar quienes mandaban en el contorno del río Tsavo.
Como es lógico el pánico se apoderó de los trabajadores, e incluso hubo muchos desertores. Patterson tuvo que enfrentarse a los leones, primero protegiendo el campamento con una empalizada de espinos (que resultó inutil) y luego con numerosas e ingeniosas trampas. Sin embargo estos dos leones demostraron tener una inusitada inteligencia y siempre se libraban por los pelos de las balas del Coronel.
Los trabajadores collies y los de las tribus locales no tardaron en crear una leyenda entorno a ellos, bautizandoles como Ghost (fantasma) y Darkness (oscuridad), basándose en la mitología local, que hablaba de dos guerreros reencarnados en demonios leones.
La caza de los leones fue una obsesión para Patterson, que finalmente tras numerosas tentativas, dio caza a uno de ellos el 9 de diciembre de 1898 y tardó otras tres semanas en lograr cazar al segundo de ellos. Ambos leones, pese a ser relativamente jovenes eran enormes, llegando a medir tres metros desde la nariz a la punta de la cola. Los leones de Tsavo son especialmente corpulentos y fuertes, entre otras cosas, por que en esta zona se alimentan básicamente de búfalos, prescindiendo de otras especies más fáciles de cazar como cebras y ñúes, no muy abundantes en Tsavo.
Los leones de Tsavo son célebres, además de sus matanzas, por no tener melena. Sobre esto se ha escrito mucho. Os recomiendo el libro de Philip Caputo, Los fantasmas de Tsavo, editado por RBA para National Geographic. En el se expone una teoría muy interesante, que trata de discernir entre dos razas diferentes de león africano (Panthera leo). Una de sabana, con gran melena negra en los adultos, y otro de origen cavernario, descendiente directamente de leones primitivos, más grandes y carentes de melena. Refuerzan esta hipótesis con algunas cuevas en las que han encontrado restos de animales cazados o carroñeados por leones, cuando esta no es una costumbre del león de sabana. Esta teoría no está aún demostrada pero a mi me parece muy interesante. Curiosamente muchos de los leones devoradores de hombres han sido leones sin melena. Esta caracteristica no solo se da en Tsavo, si no en otras zonas de África. Aún así para muchos expertos esto se debe tan solo a que habitan zonas espinosas.
Patterson encontró la cueva de Fantasma y Oscuridad, quedando horrorizado por la cantidad de huesos humanos que había en la cavidad. Esta costumbre no es propia, como he mencionado antes, de los leones, ya que devoran sus presas y abandonan sus restos en campo abierto. Esto fue algo muy controvertido durante años y los científicos se mostraron muy escépticos. Más aún por no llegar a encontrar la cueva que Patterson fotografió (ver imagen sobre este párrafo). Finalmente esta cueva fue re-descubierta en 1997 (foto de abajo en color), pero lo hayado allí no ofrece conclusiones claras. Lo más seguro es que lo que Patterson encontrara en esa cueva fuesen restos de enterramientos Taita.
Pero, ¿qué llevo a dos leones machos sanos y fuertes a realizar tal matanza? Normalmente los Humanos no entramos en la dieta habitual de los leones, y es raro que ataquen a hombres a no ser que se vean amenazados o estén heridos y mermados de fuerzas y se vean obligados a ello. Para que estos dos leones decidieran darse tal festín es muy probable que en una o dos generaciones anteriores a ellos, sus abuelos y bisabuelos se acostumbraran a comer carne humana. Esto fue debido con seguridad por la afluencia de caravanas swahili que cruzaban esta zona, dejando muertos por enfermedad sin enterrar y creando una carroña fácil y hasta entonces inusual para los felinos. Además las tribus de esta zona no suelen enterrar a los muertos, sino que los abandonan en la sabana para que los carroñeros den buena cuenta de sus restos. Por lo tanto estos hechos, y que muchos de los animales de Tsavo se vieran diezmados por una peste en aquella época, fue probablemente lo que les empujó a estos devoradores de hombres a incluir carne de collie en su dieta.
Patterson decidió hacer unas alfombras para la entrada de su casa con las pieles de éstos, años más tarde fueron donadas al museo Field de historia natural de Chicago donde fueron restauradas donde aún se exhiben disecados bastante mal por cierto, adoptando un aspecto casi grotesco.
En la actualidad Kenia reclama las piezas para su museo natural, ya que según ellos los Tsavo Maneaters forman parte de la historia y patromonio de Kenia. Patterson dejó escritas sus aventuras y sus infortunados intentos de cacería en su obra “Man Eaters of Tsavo“.
Ese sencillo puente que se ve en la foto superior, bien podría pasar completamente desapercibido. Probablemente quien vea esta foto se fije más en el tramo del rio Tsavo, o los arboles que localiza el paisaje indudablemente en África. Sin embargo en este mismo lugar pero 110 años atrás, esta tierra se empapó de sangre en unos acontecimientos en los que la realidad ha superado con creces la ficción. Este es el puente del ferrocarril sobre el río Tsavo diseñado y construido por el Coronel Henry Patterson, que costó la vida de aproximadamente 145 hombres que murieron devorados por una pareja de jóvenes leones, que pasaron a la Historia con el nombre de Ghost and Darkness (Fantasma y Oscuridad), los leones devoradores de hombres de Tsavo (Man-eaters of Tsavo).
110 años después, el lugar, como he indicado antes, pasa desapercibido en la inmensidad de los dos grandes Parques (Tsavo Este y Tsavo Oeste), la tierra roja del lugar, el verdor y frescor de la ribera del Tsavo y la espesa maraña de matorral espinoso y acacias bajas del paisaje, salpicado aquí y allá de baobabs. La carretera Nairobi - Mombasa pasa a excasos 300 metros del puente y el bullicio del intenso tráfico de camiones que distribuyen contenedores desde el puerto de Mombasa a todo el Este de África parece engullir este lugar mítico y legendario. Sin embargo en la magia de África es fina la tenue línea que cruza lo real de lo irreal, y en este caso más que en otro la leyenda es una cruda realidad. Cuando uno piensa que ese solitario baobab fue testigo mudo de aquella matanza y del más ancestral miedo que debieron pasar aquellos hombres, es imposible retener un escalofrío.
Ni los 110 años transcurridos, ni el asfalto ni los camiones, ni el viejo recorrido del “Tren Lunático” puede borrar las vibraciones que transmite este lugar.En este lugar se siente aquella historia, sin duda un lugar de leyenda, esencia misma de África… y esa tierra roja que le recuerda a uno que esta es tierra dura, de vida, muerte, y por supuesto sangre.