Donde van las penas; las que todos tenemos dentro?. En ocasiones despertamos llorando, pidiéndole al nuevo día que comienza, que nos deje ser felices, para siempre.
Que ingratitud vuela por el campo de flores grises. Séneca deseó muchas cosas, pero muy pocas llegaron a sus manos, y otras tantas, florecen aun, gritando augurios, frotando senderos incontrolables, jugueteando con las aguas claras, las arenas rojas y ardientes, dolorosas sensaciones en lejanos barcos.
Si esas fortalezas hubieran sucumbido rápidamente a los continuos sitios, los dolores serían distintos.
Si cuando despertemos mañana, estamos llorando, sabremos que el mundo sigue igual.