De regreso a lo habitual, concretamos sueños, irrepetibles quizás, pero sueños al fin. Es bueno concurrir a las cocinas de los grandes palacios medievales, sus ollas y sartenes nos sintetizan las cualidades del hombre serbio y glotón.
Gato Plumas, pará de chorear queridito mío!. Té pensás que Queti de Pirolo está de festichola y le haces paellas por la espalda…
¡Habrase visto! ¡Que falta de códigos!.