118 - Frank Lloyd Wright y la casa de la cascada

La Casa de la Cascada o casa Kaufmann (en inglés: Fallingwater) es la obra cumbre de Frank Lloyd Wright y una de los hitos principales de la arquitectura del siglo XX. Está situada en Bear Run, Pensilvania (Estados Unidos) y fue terminada en 1937. Frank Lloyd Wright (1876-1959) es considerado por algunos autores como el mejor arquitecto estadounidense, y a su vez, la “casa de la cascada” su obra maestra. Llamada “la residencia más famosa que se haya construido”, la AIA (American Institute of Architects) la ha juzgado como “el mejor trabajo de un arquitecto americano”.

La Casa de la Cascada, de Frank Lloyd Wright. Arte y arquitectura: Casa Kaufmann (Fallingwater)

Diseñada entre 1934-1935 y construida durante 1936-1937 en Pennsylvania, Fallingwater fue la casa de campo para Edgar Kaufmann, su esposa Liliane y su hijo Edgar Jr., dueños de un almacén de departamentos en Pittsburgh. Hoy en día Fallingwater es un monumento nacional en Estados Unidos que funciona como museo y pertenece al Western Pennsylvania Conservancy.

Fallingwater sigue los principios de ” Arquitectura orgánica ” enfatizados por Wright en su escuela y estudio Taliesin. Básicamente consiste en integrar en una unidad (edificación) los factores ambientales del lugar, uso y función, materiales nativos, el proceso de construcción y el ser humano o cliente. Existen varias anécdotas sobre la construcción de Fallingwater; la localización preferida de los Kaufmann en su finca de verano estaba situada frente a la cascada formada por el riachuelo “Bear Run”. Después de un par de visitas al lugar, proponer y ser aceptada la construcción sobre la cascada, y nueve meses “sin tocar un lápiz”, Frank Lloyd Wright “germinó” el proyecto en su cabeza.

Cuando Edgar Kaufmann anuncio su visita a Taliesin (septiembre de 1935), Wright se sentó y dibujo el primer boceto de la casa y los planos se desarrollaron en pocas horas. Wright le comento a Kaufmann “…diseñada para la música de la cascada…para quien le gusta oírla”. Hoy en día el sonido de la cascada se percibe desde cualquier lugar de la casa.

El terreno en el que se ubica la casa tiene abundancia de rocas a nivel del suelo, las cuales sirvieron de cimentación del edificio. La zona tiene un relieve ligeramente accidentado, un bosque de árboles caducifolios que se mantiene prácticamente virgen ya que solo un camino peatonal conduce a la casa, y el arroyo del Oso, en el cual está la cascada de la casa. Del terreno del lugar se extrajeron rocas que conforman mamposterías de la parte baja de las fachadas del edificio, colocadas en ese lugar para crear una progresión desde la roca natural del suelo hasta el hormigón de las partes altas. El resto de las fachadas es de color crema, color contrastante con el entorno verde o marrón (según la estación). Otro elemento contrastante de la casa son las formas ortogonales que tienen los voladizos y las paredes, imponiéndose así la casa como “arquitectura”.

El edificio guarda una relación con el entorno que llega a ser de respeto o adaptación al medio. Así, los cimientos de la casa son las rocas del lugar, y algunas de ellas sobrepasan el ancho forjado de la primera planta asomándose junto a la chimenea. Gran parte de la casa está en voladizo, situado encima del arroyo. Los ingenieros de Wright no confiaron en que esa estructura fuese a aguantar y aconsejaron a Wright que rectificara. El orgullo de este arquitecto le permitió ceder poniendo únicamente unas piezas metálicas que sostienen al voladizo, el cual aun sigue en pié después de sufrir los efectos de un tornado. La casa, de dos plantas, se extiende horizontalmente con prominentes voladizos y terrazas, sin embargo hay un núcleo que crece verticalmente, en el que está la chimenea. Tiene unas ventanas que se extienden verticalmente y que pasan de una planta a otra, mostrando así los forjados. Éste núcleo vertical es el “corazón” de la Casa de la Cascada.

En la cara norte de la casa, la opuesta a la que “vuela” sobre el arroyo, hay una serie de pérgolas a modo de toldo que transcurren desde la pared exterior hasta un talud de piedra que se eleva sobre el camino que conduce a la entrada. A este sitio se le conoce como el “bosque de la casa”. Dos pérgolas describen un arco que esquiva el tronco de dos árboles. Este recurso lo usó Wright para dejar claro el respeto a la naturaleza con el que está diseñada la casa. Las sombras que proyectan las pérgolas se asemejan a las de los troncos, efecto que hace que la sombra de la casa se difumine en las de los árboles. En el suelo de la terraza del despacho del señor Kaufmann se dejó dos huecos para que fuera traspasada por dos árboles. Éstos se murieron durante la construcción de la vivienda y no se llevaron a cabo dichas aberturas.