A vuelo de pájaro estoy en condiciones de afirmar que Jorge Luis Burruchaga es la única persona amante del futbol, desde que tal deporte se inventó, que cumplió el tantas veces sonado sueño de jugar la final del mundo, que vaya empatada y ganar con gol tuyo faltando poco.
El gol de Andreas Brehme en Italia 90 no se cuenta, porqué fue de penal, cobrado bajo un sospechoso arbitraje del innombrable mexicano. De todas formas la magia del Diez brilló en esplendor por el lado de su corazón.
Ampollas, tobillos inflamados y Taffarel de rodillas. El hijo del viento pasó como una flecha por el lado diestro, Careca y Alemao jugaban a mancha invisible, El Mesías la cruzó entre mil pies para el blondo… y a otra cosa mariposa.